martes, 1 de noviembre de 2011

Engañados por una Sensación

Espero que este artículo te aporte una nueva visión sobre el funcionamiento neurológico de nuestro cerebro adaptado a los mercados financieros. Tener un mayor conocimiento te ayudara posiblemente a entender desde una nueva perspectiva el porque de los errores que se comenten en el mundo de la inversión.

¿Por qué un exceso de dopamina en unas cuantas neuronas vuelven tan irresistibles los juegos de azar? La respuesta revela un fallo grave en el cerebro que los casinos han aprendido a explotar.

La finalidad de estas células dopaminergicas es predecir episodios futuros. Mientras estamos jugando, metiendo una moneda tras otra en las maquinas tragaperras nuestras neuronas se esfuerzan por descifrar sus patrones internos. Quieren entender el juego, descodificar la lógica de la suerte, averiguar las circunstancias que pronostican el pago.
Pero aquí está la trampa: mientras las recompensas previsibles excitan las neuronas dopaminergicas, las sorprendentes las excitan aun más. El objetivo de este aumento súbito de dopamina es conseguir que el cerebro preste atención a estos estímulos nuevos y potencialmente importantes. A veces esta sorpresa, puede ocasionar sentimientos de miedo, sin embargo cuando nos encontramos en el casino o (sala Trading) la explosión de la dopamina es sumamente placentera, pues significa que acabamos de ganar algo de dinero.

El verdadero problema viene cuando las neuronas dopamienergicas intentan una y otra vez descifrar ese patrón, acabando totalmente obsesionadas al no poder adaptarse a él, creando un descontrol en nuestras emociones.
Pensemos ahora en el mercado de valores, ejemplo clásico de sistema aleatorio. El verdadero peligro es que a veces sus fluctuaciones irregulares parecen realmente previsibles, al menos a corto plazo. Las neuronas dopaminergicas están decididas a esclarecer las variaciones, pero la mayoría de las veces no hay nada que esclarecer. En vez de ver la aleatoriedad, ideamos sistemas imaginados y vemos tendencias significativas donde solo hay rachas carentes de sentido. Cuando el cerebro se expone a cualquier cosa aleatoria, automáticamente impone una pauta en el ruido.

Hay diversos estudios que observan el comportamiento de los inversores, como el realizado por Montague, donde demostró que un sistema dopaminergico incontrolado, puede con el tiempo provocar peligrosas burbujas en la bolsa. El cerebro tiene tal deseo por maximizar las recompensas, que acaba empujando a su propietario por un precipicio.
Este estudio nos revela lo que el denomina “La señal de aprendizaje de errores ficticios”. Imaginemos que un inversor invierte en unas acciones un capital pequeño, entonces el mercado aumenta espectacularmente su valor, en este momento aparece la señal de aprendizaje de errores ficticios.  Aunque disfruta de sus ganancias, sus desagradecidas neuronas dopaminergicas están obsesionadas con los beneficios que perdió, pues las células calculan la diferencia entre la mejor devolución posible y la real. Cuando hay una gran diferencia entre lo que paso realmente y lo que podría haber pasado, es más probable que el inversor la próxima vez (según estudios realizados) haga las cosas de forma distinta. Como consecuencia de ello, los inversores del experimento adaptaban sus inversiones a los flujos y reflujos del mercado. Cuando en el mercado se producía un Boom (como los ya vividos), los inversores seguían incrementando sus inversiones. No invertir era ahogarse en los lamentos, deplorar todo el dinero que podían haber ganado si hubieran tomado decisiones mejores. Cuando el mercado va subiendo, sus ávidos cerebros están convencidos de haber entendido el funcionamiento del mercado de valores, por lo que no piensan en la posibilidad de que haya pérdidas. Pero justo cuando los inversores están convencidos de que la burbuja no es tal, el Dow Jones se hunde, el Nasdaq implosiona y el Nikkei se desmorona. Los mismos inversores que lamentaban no haber invertido todo y luego invirtieron más perdían ahora las esperanzas en su valor neto, que se desplomaba. "Tenemos exactamente el efecto contrario cuando el mercado va para abajo, la gente se muere de ganas de salir, pues el cerebro no quiere lamentar haberse quedado". En ese momento el cerebro se da cuenta de que ha cometido algunos errores de predicción muy caros, y el inversor se apresura a deshacer cualquier activo que este perdiendo valor. Es entonces cuando a uno le entra el pánico financiero.

De aquí hemos de extraer la lección: “Es estúpido intentar vencer al mercado con el cerebro, las neuronas dopaminergicas no fueron diseñadas para enfrentarse a los movimientos aleatorios de Wall Street.”- El secreto de Wall street es que NO hay secreto-.
Siguiendo con otro estudio los psicólogos Kahneman y Tversky (Psicólogos) dieron con el concepto de  "La aversión a las perdidas" , después de diversos estudios en el que detectaron – Que el dolor por perder era dos veces más fuerte que el placer de ganar. " En las decisiones humanas, las pérdidas cobran más importancia que los beneficios".

El deseo de evitar algo que huele a perdida determina a menudo nuestra conducta, lo que nos lleva a hacer las cosas insensatas. Este miedo explica uno de los errores más comunes en los inversores. Los inversores que evalúan sus carteras de acciones tienen más probabilidad de vender acciones que han aumentado de valor. Por desgracia esto significa que acaban aferrándose a sus acciones en proceso de depreciación. Suelen tener las acciones perdedoras el doble de tiempo que las ganadoras. ¿Por qué hace esto un inversor? Porque tiene miedo de perder y vender acciones que han disminuido de valor hace que la perdida sea algo concreto. Intentamos aplazar el dolor todo lo posible; el resultado se traduce en más pérdidas.
Cómo funciona la mente en la aversión a las perdidas en el DayTrading.

Imaginemos esta situación, abrimos una posición, se nos vuelve en contra con la consecuente pérdida de dinero. Si salimos en este momento del mercado nuestra perdida es asumible……pero…. ¿Qué hace nuestra mente?
Lo primero que realiza nuestra mente es elaborar una lista de opciones para tener en cuenta. No obstante en vez de evaluar esta lista en función de la aritmética – sería lo más racional- nos valemos de nuestras emociones como atajo para llegar a tener un criterio. Simulamos los diversos escenarios y vemos como nos hace sentir cada uno. Cuando imaginamos aceptar una perdida, experimentamos una emoción claramente negativa. El problema es que nuestro cerebro emocional lo interpreta como una perdida espectacular, pues la compara con el posible beneficio que podríamos haber obtenido. Esta situación  nos crea un sentimiento de esperanza, el mercado puede darse la vuelta y recoger beneficios, lo que hace que no ejecutemos nuestro Stop Loss. – La aversión a la perdida nos empuja a correr riesgos-.

El verdadero problema es que nos imaginamos en nuestra mente el máximo beneficio, una suma importante de ceros, y lo grabamos en nuestra cabeza, ese pensamiento nos crea aunque solo sea por unos instantes un momento placentero, contemplamos el lado positivo del riesgo. El resultado de todo esto es que calculamos mal el riesgo. Seguimos persiguiendo la posibilidad de una ganancia importante porque no podemos aceptar la posibilidad de perder. Nuestras emociones nos han saboteado el sentido común.
La aversión a la pérdida es un defecto innato. Todo aquel que  experimenta emociones es vulnerable a sus efectos, debido a que  para la mente humana lo malo es más fuerte que lo bueno.

“La única manera de evitar este tipo de errores es saber acerca de estos conceptos, cuanto mayor sea nuestro conocimiento mayor será nuestro entendimiento.”
Daxdoit : Estoy seguro que en mas de una ocasión has experimentado este tipo de errores a los que ahora le hemos podido  poner nombres entendiendo que son innatos de nuestra manera de ser, por el simple hecho de experimentar emociones.

Si actuamos con paciencia y no nos preocupamos por lo que podría haber sido, ni nos obsesionamos con los beneficios de los otros sino todo lo contrario, nos centramos en nosotros mismos en nuestra persona, ciñéndonos a nuestro sistema estaremos aumentando enormemente las posibilidades de conseguir nuestras metas.
Referencia :

Daxdoit – Libro: Cómo decidimos y cómo tomar mejores decisiones
http://daxdoit.blogspot.com/2011/09/como-decidimos-y-como-tomar-mejores.html

Jonah Lehrer
http://www.jonahlehrer.com/home

Editorial Paidos Transiciones
http://www.planetadelibros.com

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